(algunos son nombres ficticios por petición expresa de los pacientes):
Marta, 47 años (con diagnóstico de fibromialgia): “Tras 7 sesiones de terapia, y después de haber estado casi ocho años sin poder salir de casa, sin poder tener relaciones con mi pareja, sin trabajar, sin poder dormir más de tres horas seguidas, sin poder estirarme en la cama al despertar, ahora he logrado caminar diariamente, duermo 6 y 7 horas seguidas y mis dolores casi han desaparecido. No ha sido fácil enfrentarme a mi pasado y recuperar esa niña que estaba atrapada en el mismo, pero sin duda ha valido la pena”.
Adela, 48 años (con migrañas crónicas desde los 7 años): “tener dolores terribles de cabeza desde tan joven y no estar más de un día de los últimos 41 años sin ellos es de las cosas más duras que se pueden vivir. No poder trabajar por ello agudiza tu dolor y tira por la borda tu autoestima. Después de 10 años haciéndome escáneres y todo tipo de pruebas los médicos que me trataban me sugirieron otras opciones. Tras unas pocas sesiones con Nacho descubrí el origen de mis fuertes dolores de cabeza, y estos desaparecieron de la noche a la mañana. No fue un milagro, fue la consecuencia de entender el proceso por el que se produjo la enfermedad, y al asimilarlo de forma diferente en mi consciente y liberar las energías atrapadas por el hecho traumático que lo causó, todo cambió”.
José, 34 años (con falta de autocontrol y pérdida de ilusión por la vida): “Una infancia muy infeliz con un padre ausente y malhumorado me hizo ser un adolescente despreocupado y alejado de mi familia. Ya de adulto, y con responsabilidades familiares propias, un día me vi siendo yo mi padre, comportándome como él, que era lo que más odiaba en el mundo. El día que grité a mi hijo de tres años y casi llegué a pegarle decidí que no quería eso para mi familia. Trabajar lo más duro de mi infancia ha sido lo mejor que he hecho en mi vida, y hoy soy un padre feliz que juega con sus hijos y no le disgusta ni desorden ni el ruido que hacen al divertirse. Hoy gracias a mi trabajo con esta terapia sé abrazar a los que aprecio y la relación con mi pareja ha mejorado sensiblemente”.
Juana María, 31 años (coach): “Para mí el trabajo con la terapia Regresiva ha sido un paso muy importante para entender quién soy y conocer porqué actuaba de la forma que lo hacía. Trabajar con esta técnica ha supuesto un gran crecimiento personal, entendiéndome, y también a los otros, especialmente a todos aquellos con los que he compartido o comparto mi vida familiar o laboral. Con este trabajo he comprendido la importancia del perdón y he aprendido que todos estamos en un proceso de crecimiento como seres humanos. Ahora siento que puedo ayudar mucho mejor a todos mis clientes”.
Antonio, 42 años (con exceso de peso): “Después de años engordando de forma descontrolada y comiendo compulsivamente por las noches (me levantaba a las tres de la mañana y no podía dejar de comer), descubrí a través de esta terapia la causa de mi ansiedad en la que la comida era el mecanismo de escape. A partir de ahí los síntomas que me hacían comer de forma compulsiva fueron desapareciendo, logrando de esta forma poder comer de forma sana”.
Francesca, 54 años (culpa por un aborto): “Acudí a la Terapia Nacho como forma de liberarme del profundo dolor y culpabilidad que, desde hacía más de veinte años, fruto de un aborto voluntario al que me sometí. Trabajando en profundidad el hecho y despidiéndome de mi hijo desde el alma logré liberarme de esa pesadumbre que me atormentaba”.